La residencia del general Justo José de Urquiza contiene en sus interiores y exteriores varios secretos ideales para que los turistas los descubran.
CORRESPONSAL EN EL LITORAL
El hogar de quien fuera uno de los gestores de la Constitución nacional, el general Justo José de Urquiza, reúne en sus interiores y exteriores varias curiosidades históricas y naturales ideales para aquellos turistas que quieren disfrutar de algo completamente novedoso.
Dicho palacio, ubicado a solo dos kilómetros de la localidad de Caseros en la costa del Río Uruguay (Entre Ríos), ostenta uno de los patios y jardines más bellos de la historia y actualidad.
Es así que con el estricto cuidado de los años, aún hoy pueden admirarse muchos de los árboles de época. Esto representa la atención que les prestó a los mismos su antiguo morador, el general Urquiza, para no sólo embellecer su residencia, sino también con otros usos como consumo interno, comercial y sobre todo como insumo para las Colonias Agrícolas.
De las tantas especies de árboles frutales que poblaron distintos parques y jardines, hoy en día los perales se conservan, entre algunos otros, hacia el frente sur del edificio, en la parte posterior bordeando el camino lateral. Estos ejemplares de la época en particular fueron injertados y podados para darles forma de candelabro de tres brazos.
Con una vistosa y llamativa fisonomía pueden apreciarse allí conviviendo con el muro y las rejas de las ventanas tres añejos perales, que aún quedan en pie.
Por último, vale recordar que este espacio fue el primero en el que se instaló el agua corriente, incluso antes que en la Ciudad de Buenos Aires.