Las ruinas de Santa Rosa de Tastil, a poco más de 100 km de la ciudad capital, esconden tras su estructura una porción de la historia local.
CORRESPONSAL EN EL NORTE ARGENTINO
A más de 3200 metros sobre el nivel del mar, rodeado por los pliegues de los cerros y acunado por el temperamental viento que grita sin cesar, las ruinas de Santa Rosa de Tastil aguardan, con la serenidad de lo perenne, el valor y reconocimiento que se merecen.
Se trata del asentamiento preincaico más grande del país. Comprende una superficie de 18 hectáreas y está ubicado en la pequeña localidad salteña de Santa Rosa de Tastil, a unos 107 km de distancia de la capital provincial.
En ese lugar habitaban unas 3000 personas entre los años 1000 y 1450. Si bien no se sabe bien qué sucedió con los habitantes, se cree que fueron conquistados y obligados a desplazarse fuera de sus límites y trabajar para el imperio inca.
Las ruinas fueron descubiertas en 1903 por el arqueólogo sueco Eric Boman y declaradas Monumento Histórico Nacional en 1997. Es una visita para hacer en el día desde Salta, ya que el pueblo es muy pequeño y no tiene infraestructura turística.