Invitado por JetSmart, Mensajero Plus viajó a Mendoza para vivir en primera persona los protocolos sanitarios empleados por la aerolínea y AA2000.
La reinvención del turismo ya es un hecho. La necesidad de las empresas del sector de volver a trabajar y la ansiedad del publico por descansar de un año por demás atípico ha forjado una premisa que desde el comienzo de la pandemia resuena en la comunidad mundial: adaptarse a la nueva normalidad. Con el correr de los meses, distintos rubros han tomado nuevos caminos para poder volver a la actividad y evitar que el miedo al COVID-19 se convierta en un obstáculo. En el caso de las aerolíneas, han demostrado que se puede volar en medio de la crisis sanitaria.
Para ingresar al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, las autoridades solicitan a los pasajeros (que no pueden ingresar con acompañantes a la terminal, como en otras épocas) que muestren el permiso de circulación en la aplicación móvil CuidAr, la documentación y el boarding pass.
Ya en el interior de la terminal aérea, está a la vista que el coronavirus se apoderó del paisaje. En un ambiente en el que la cantidad de público es considerable, la señaléctica dispuesta por Aeropuertos Argentina 2000 parece multiplicarse para recordarle a cada paso al pasajero que debe mantener el distanciamiento social y usar permanentemente el tapabocas. Asimismo, en diversos puntos de la zona de embarque es posible toparse con dispensadores de alcohol en gel, debido a que la constante higiene de las manos es uno de los pilares de la seguridad sanitaria en el lugar.
De todas formas, el control por parte de los empleados del aeropuerto no es exhaustivo y parecería apelar a la responsabilidad individual de lo viajeros, que luego de ocho meses conviviendo con el virus dejan notar que ya adoptaron de manera inconsciente las medidas de seguridad.
Al momento de embarcar, los pasajeros deben esperar sentados hasta ser llamados según su ubicación en el avión. Los primeros en abordar son los pasajeros prioritarios y luego se forman filas para que el procedimiento se vuelva más ordenado y evitar que se acumule gente. Es en ese momento que, con un termómetro infrarrojo, se le toma la temperatura a los usuarios para controlar un posible síntoma de COVID-19.
Previo al despegue, los tripulantes de cabina de JetSmart recuerdan el uso obligatorio de tapabocas durante todo el vuelo y advierten que no está permitido formar filas en el baño, para evitar la aglomeración de personas. En la misma línea, el piloto recuerda que, una vez finalizado el recorrido, se procederá a desinfectar el avión.
En el vuelo del que participó Mensajero Plus, voluntarios del equipo de Cruz Roja Argentina explicaron las medidas de higiene a bordo en épocas de pandemia, como el correcto lavado de manos y la colocación y retiro del barbijo: “Es muy importante para cuidarnos nosotros y para cuidar a los demás”.
La intención por parte de la aerolínea de llevar tranquilidad a sus clientes es constante. Es por eso que en una determinada ocasión, el piloto comentó: “Nuestros aviones poseen un sistema de aire acondicionado cuyo flujo circula desde el techo hacia el piso, disminuyendo así la propagación de cualquier virus. Parte de este aire se evacua al exterior y la otra entra al sistema de recirculación, el cual pasa por un filtro de alta eficiencia, capaz de remover el 99,97% de bacterias y virus”.
“Eso significa que el aire que se encuentra en este momento en la cabina es 80 veces más limpio que el aire que normalmente respiramos. Adicionalmente, JetSmart aumentó el tiempo entre cada vuelo con el propósito de realizar una correcta limpieza de la cabina, aplicando spray de uso efectivo para la desinfección de las superficies. Junto con ello, nuestros aviones son sometidos a una rigurosa limpieza con la última tecnología de pistolas sanitizadoras”, agregó.
Pocos minutos antes de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Mendoza, una pregunta inesperada llegó desde el asiento 19B: “Para entrar a Mendoza, ¿me piden declaración jurada?”. Es que ampliar el espectro de la información para asesorar a los viajeros acerca de las disposiciones que cada provincia tiene para ingresar a su territorio también forma parte de la nueva normalidad. Después de unos segundos de silencio, la auxiliar de vuelo de JetSmart no dudo en responder: “Ya le averiguo”.
Al llegar al Aeropuerto Internacional El Plumerillo, la salida del avión se efectuó de manera escalonada con el objetivo de impedir que los pasajeros se agolpen en el pasillo. De la misma manera, al pisar la terminal aérea, personal del lugar reparte formularios para que los viajeros completen una declaración jurada en la que informan si poseen síntomas compatibles con COVID-19.
Sentado en la mesa de un bar del aeropuerto de Mendoza, Dario Ratinoff, Gerente Comercial de JetSmart, se tomó unos minutos para conversar con Mensajero Plus: “Tenemos un protocolo de bioseguridad e higiene que la verdad que está muy bien aplicado. Nos sirvió muchísimo que en Chile, como nunca frenaron los vuelos, lo pudimos practicar y ver que funciona. Están alineados con las recomendaciones de la OMS y de la IATA”.
Además, explicó que el protocolo de seguridad se divide en tres partes: Antes, Durante y Después del vuelo. “Con el check-in online y al hacer la declaración jurada, se evita el contacto en el aeropuerto. Durante el vuelo, el uso de las mascarillas es obligatorio, la tripulación va con lentes protectores, barbijo y guantes. Además, hicimos un menú que podés descargar directamente para no manipular el papel. Por otro lado, los tiempos de escala son mas largos. Antes teníamos unos 35-40 minutos entre vuelo y vuelo, hoy es casi una hora, por lo que permite hacer una mayor desinfección. Y al final del día con unas pistolas sanitizantes que mantienen el producto durante un montón de tiempo, hacen la ultima limpieza. La verdad es que viajar en avión es como estar en un quirófano. Uno se siente seguro y eso es lo que hay que transmitirle a los pasajeros”.