Signada por el arte y la historia de la realeza, Estocolmo emerge del fondo del mar para convertirse en una parada obligada en todo recorrido por Europa.
Estocolmo concentra en sus casi 200 km cuadrados una gran parte de los centros culturales de toda Suecia. Durante el último tiempo, sus museos, teatros y edificios históricos han convertido a la ciudad en un destino de excelencia a la altura de las grandes metrópolis turísticas de Europa, recibiendo siete millones de turistas al año.
La capital del país escandinavo se encuentra erigida sobre 14 islas separadas por canales navegables y unidas entre sí por 57 puentes. Bañada por las aguas del Mar del Norte, esta localidad se muestra diferente según la época del año: la particularidad de que las noches sean más largas en invierno y más cortas en verano le regala al turista la posibilidad de planificar un recorrido distinto a partir de la estación elegida para viajar.
El paso del tiempo ha determinado que las fachadas de Estocolmo mezclen clásicos de la Modernidad con los viejos edificios de los primeros pobladores. Esta primera imagen que el visitante puede percibir al momento de poner un pie en la localidad resume los atractivos turísticos de una ciudad influenciada por la historia, el arte y las tradiciones locales, llena de rincones secretos que enamoran a viajeros de todo el mundo.
Para calentar motores
En una de las islas más pequeñas se encuentra Gamla Stan, la ciudad vieja de Estocolmo. Este barrio, que fue en el que comenzaron a asentarse los primeros inmigrantes que levantaron la capital, posee callejuelas empedradas rodeadas de pequeñas casas que contrastan con importantes construcciones con valor arquitectónico que son el fiel reflejo del funcionalismo sueco.
Además de sus representativos paisajes colmados por cafés y restaurantes que convocan a propios y ajenos, en esta isla se encuentran algunos de los rincones con más encanto de Estocolmo, así como también sus edificios más representativos. Además, regala a los visitantes inmejorables vistas de las islas vecinas que se pueden contemplar desde las orillas o el panorama que se tienen desde lo alto de la Torre del Ayuntamiento.
Al recorrer sus estrechas calles se puede llegar a la Stortorget, uno de los puntos de referencia y centro neurálgico del barrio histórico. Es la plaza más antigua de Estocolmo y, a su vez, uno de los lugares más concurridos por los visitantes. En sus adyacencias se encuentra el antiguo edificio de la Bolsa de Estocolmo (en el que actualmente funciona la Academia Sueca) y el Museo Nobel, con una exhibición sobre la historia de los famosos premios inspirados en Alfred Nobel.
Cerca de los reyes
Si bien el Palacio Real fue edificado en el siglo XIII, el incendio de 1697 obligó a su reconstrucción, con la cual se introdujo el estilo italiano de la fachada y un toque francés con influencias suecas en el interior.
El edificio cuenta con más de 600 habitaciones decoradas con una expresión única y se encuentra ubicado en la isla de Gamla Stan, a pocos pasos del Parlamento Sueco.
Esta gran casa, que se divide en siete plantas, es en la actualidad la residencia oficial de los reyes y el lugar en el que se realizan todas las recepciones oficiales. Además, está abierta al público en horarios variables, según la época del año, para que puedan disfrutar de los diferentes atractivos que presenta.
Entre los principales puntos de interés está el Museo Tre Kronor, en el que se puede observar la colección de coronas, vestimentas y joyas que la familia real lució a lo largo de las generaciones. Además, entre los objetos más interesantes del lugar se puede encontrar esculturas pertenecientes a la época del Imperio Romano, que fueron compradas a Italia por el rey Gustavo.
Otro de los atractivos más visitados del palacio es la Capilla Real, en la que se puede ver una colección de objetos que acercan al turista a la historia del arte en Europa y, particularmente, en Suecia, que abarca desde la Edad Media hasta la actualidad. Esta iglesia, que presta su servicio tradicional cada domingo, fue inspirada por la arquitectura italiana. Posee un altar en el que no está presente la tradicional imagen de Cristo y un órgano del siglo XVIII.
El valor turístico del edificio es tan grande que los viajeros no sólo recorren el interior del lugar, sino también dan un paseo por sus alrededores, donde se encuentran otros puntos de interés. En el ala sur se ve el gran talud del Palacio, en el lado oriental se encuentra el puente de los barcos, en la fachada norte está el talud de los leones y en el oeste se encuentra el patio de la guardia. Por otro lado, en la plaza Gustav Adolfs Torg es posible obtener una de las mejores vistas del lugar, y representa uno de los sitios ideales para sacar fotos del edificio.
Finalmente, uno de los atractivos imposibles de dejar pasar en el Palacio Real de Estocolmo es el cambio guardia, un espectáculo que se realiza diariamente al mediodía en el patio exterior y es considerado el evento turístico más popular de la ciudad.
Arte bajo tierra
Si bien Estocolmo es una ciudad con una cantidad de atractivos turísticos suficiente como para ser recorrida en su totalidad, los viajeros que la visitan se sorprenden al ver que en su red de subte se encuentra la denominada “galería de arte más grande del mundo”: cada una de las 100 estaciones que la componen está intervenida por un artista diferente.
La iniciativa nació a partir de un debate que se había dado en la sociedad incluso antes de la inauguración del servicio de transporte subterráneo. Esta discusión radicaba en si el arte debía o no ser accesible al gran público o si, por el contrario, tenía que ser exclusivo de las clases altas y adineradas de la ciudad. Cuando en 1950 se abrió la primera línea de metro, las artistas Vera Nilsson y Siri Derkert fueron las principales impulsoras de la idea de incluir pinturas en la misma.
En 1957, la estación T-Centralen, que unifica a todas las líneas, se convirtió en la primera en incluir obras de arte tras un concurso lanzado un año antes para decidir quiénes serían los responsables de dotarla de color. Si bien las imágenes feron variando con el paso del tiempo, esta estación está pintada de azul porque el artista quería crear una atmósfera de calma en el día a día de los trabajadores que viajaban por este medio.
Stadion es otra de las estaciones más importantes de la red de subte de Estocolmo. Ubicada en la zona en la que cada año se lleva adelante el festival del Orgullo LGBT, en cada uno de sus rincones se puede apreciar los colores de la bandera que representa a la comunidad.
Por otra parte, Thorildsplan, una de las tres únicas estaciones de la red que están sobre el nivel del suelo, se encuentra también dentro de las más originales del recorrido. El artista que la intervino sostenía que, al tener muchos niveles, le hacía acordar a un videojuego, motivo por el cual elaboró una serie de imágenes pixeladas con reconocidos personajes como Mario Bros y Pac-Man.
Ícono sueco
Aunque ABBA se haya separado hace casi 40 años, la banda traspasó las fronteras de la eternidad gracias a que sus fanáticos fueron promoviendo su música de generación en generación, pero también a que ciertas empresas se encargaron de crear producciones que hasta el día de hoy mantienen viva a la leyenda sueca del pop.
Tal es el caso del Museo ABBA, inaugurado el 7 de mayo de 2013, uno de los lugares más representativos de Escotolmo, que recibe medio millón de visitantes por año. Está ubicado en un viejo edificio de la Aduana Sueca en Södermalm. Cuenta con tres plantas que inmortalizan al grupo sueco con un espectáculo interactivo que recrea escenas de la vida de la banda arriba y debajo de los escenarios.
Posee recuerdos del cuarteto como premios, instrumentos, fotos, cartas de fans, trajes y objetos varios divididos en distintas décadas que transportan al turista a cualquiera de las etapas de ABBA. Además, presenta una exhibición completamente dedicada a la película Mamma mía, en la que se pueden ver varios elementos de la película protagonizada por Meryl Streep en 2008.
Pero el museo ABBA no sólo es una exposición de objetos utilizados por la banda, sino también representa una experiencia para quien lo recorre. Los visitantes pueden interactuar con la vida del grupo al punto de sentirse un quinto integrante. Tienen la posibilidad de subir al escenario, cantar en el clásico Polar Studios, en el que se grabó la mayor parte de la música del grupo y vestirse de forma virtual con su particular vestimenta-
Es un recorrido para fans de ABBA pero también para aquellos que no conocen al grupo, en el que grandes y chicos se sumergen en un fenómeno que no entiende de épocas.