El humorista y actor Pachu Peña charló con Mensajero Plus acerca de su actualidad laboral y su experiencia como viajero. Se definió como un turista caminador al que le gusta buscar atractivos distintos a los convencionales.
¿En qué momento de tu vida estás?
Como todo ser humano en este momento difícil por esta pandemia. Llevándolo de la mejor manera posible y cuidando a mi familia. Por suerte, algo de trabajo sale. Estoy adaptándome a todo esto nuevo. Laburar via Zoom, por las redes, haciendo streaming y, también, participando de Polémica en el bar en América TV, donde salgo tres o cuatro veces por semana.
Hablando de la pandemia, hace un tiempo nos diste un susto…
Sí. Estuve en El precio justo, en el que saltaron varios casos de COVID-19,primero algunos productores y después le tocó a Lizy (Tagliani). Así que me tuve que resguardar en casa 14 días, en los cuales estaba aislado, y después me tuve que hacer el hisopado. Pero se había corrido la versión un día antes de que estuviera el resultado de que era positivo, lo cual no fue así. Igual, si bien nunca tuve síntomas, mi preocupación era el miedo de haber contagiado a alguien más, como a mis compañeros de Polémica en el bar o a mi familia.
¿Te costó adaptar tu trabajo a este nuevo mundo?
Sí. Por ejemplo, con Pablo (Granados) hicimos un trabajo por Zoom para el aniversario de un banco, que fue muy bien recibido por los empleados. Había cerca de 200 personas. Pero es distinto el feedback, la risa llega más tarde, dependés de que haya buena señal para que no se corte nada y todo eso. Es totalmente distinto, pero es lo que hay por ahora. Espero que cambie pronto.
¿De qué se trató Cuarentena con Humor?
Fue un espectáculo que hicimos con Sergio Gonal y Adriana Salgueiro vía streaming. Hablamos un poco de cómo nos pegó esta cuarentena a todos, con respecto a la familia y al tema económico, pero siempre con gracia. Adriana era una especie de mediadora, pero también aportó su cuota de humor. Muy divertido y para toda la familia. Estuvo muy bueno.
¿Hubo trabajos que se vieran afectados por esta situación?
Se nos cayeron nuevos proyectos. Estábamos por hacer la parte de humor con Tinelli en el arranque de este año, pero después vino todo marcha atrás. También una película que estábamos por comenzar a filmar y muchos eventos empresariales. Todo se cayó de un día para el otro, así que esperamos que de a poco se vaya reacomodando todo esto, pero creo que viene para largo.
Por tu trabajo, tuviste la posibilidad de recorrer el mundo. ¿Cuáles fueron las ciudades que más te impactaron?
El primer viaje que hicimos con VideoMatch fue en el ‘94, para el Mundial de Estados Unidos. Fuimos a Chicago y a Dallas. Ésta última me sorprendió, porque es una ciudad que si vas a Estados Unidos no la tenés registrada. Me llamó la atención que en el medio de la nada ves unos edificios terribles todos espejados, teniendo en cuenta que era otra época. Y después, en cada arranque de ciclo viajábamos mucho con Pablo a Madrid para traer material. Amo España, sus lugares, sus costumbres y sus comidas. Es un segundo hogar para mí. Por otro lado, para el Mundial de Francia estuvimos 25 días en París y la recorrí de punta a punta. Si bien fui a otras ciudades, como Bordeaux y Marsella, París es impagable. Cada rincón tiene lo suyo. Europa es maravillosa e interminable para recorrer. Además, haciendo a Jurgen, el personaje alemán, en Peligro Sin Codificar, fui a la Fiesta de la Cerveza en Munich. Hay unos lugares que si tuviese plata estaría siempre con el pasaporte en la guantera del auto.
¿Y en Argentina?
Destaco lo que tenemos en el país. Lo recorrí de punta a punta. Incluso, lugares inhóspitos fuera de las ciudades en los que hacen fiestas provinciales. Tenemos un país maravilloso. El sur me fascina. Amo Ushuaia, nunca me voy a cansar de decirlo. Siempre que vas encontrás algo nuevo porque tiene una infinidad de lugares increíbles. Me sorprende tanta belleza. Aparte estoy haciendo un programa vía streaming para la ciudad.
¿Recordás alguna anécdota de un viaje que hayas hecho con aquel grupo de trabajo?
Estábamos en París haciendo con Pablo los famosos desfiles de moda. Había una notera que paraba a una mujer y, mientras charlaban, nosotros pasábamos por atrás con una ropa muy estrafalaria. Una vez estábamos haciendo la nota en un palacio maravilloso y no sabíamos que estaba prohibido hacer ese tipo de cosas ahí. Así que vino la policía y nos llevó a declarar así como estábamos. Fue muy leve, pero lo recuerdo porque fue un papelón terrible (ríe).
¿Era un desafío adaptarse al humor y las costumbres de los extranjeros?
Es que donde vayas hay mucho latino. Siempre hay argentinos dispersos por cualquier lugar del mundo. Recuerdo que una vez llegamos a Manchester a grabar una nota a la casa de Juan Sebastián Verón, que estaba jugando en el United. A la noche salimos y Pablo dice: “Vamos a comer una pizza” y le contesto: “No, hermano. ¡Estamos en Manchester!”. A mí me gusta donde vaya, sea en nuestro país o en cualquier parte del mundo, probar el plato típico.
¿Degustaste platos raros en tus viajes?
Soy muy clásico y tampoco me fui a lugares exóticos. Pero, por ejemplo, la cerveza en Inglaterra se toma natural, casi tibia, y me resultaba distinto. Igual que me sorprendió que en Roma comimos pizza en varios lugares y para mí como la argentina no hay. Será que uno tiene acostumbrado el paladar. Me pasó también con los vinos, que después de probar los nacionales, que son excelentes, me fui a California y me hablaban maravillas de su vinicultura. Lo probé y no era nada del otro mundo. Pero lo más exótico que comí fue una sopa castellana en Toledo, que era muy espesa y tenía de todo adentro, desde crutones hasta chorizo. Una bomba que me dejó nocaut dos días.
¿Cómo te definirías como viajero?
Soy un turista caminador. Trato no sólo de recorrer los sitios más importantes, sino también de buscar algo distinto. Si bien estuve en París, nunca subí a la Torre Eiffel, porque no me gustaba hacer colas. Lo mismo en Nueva York, fui unas cinco veces y me quedé con ganas de visitar la Estatua de la Libertad. No me gusta hacer lo que hacen todos.
¿Tenés algún sitio fijo para vacacionar o te gusta ir variando?
La Costa argentina me gusta mucho. Cariló es un lugar al que amo ir, porque la paso muy bien con mi familia y a veces aprovecho para hacer radio allá. Es un lugar con mucha paz. Me gusta tener todo a mano para recorrerlo caminando y no tener que sacar el auto.
¿Hay algún destino del mundo que tengas pendiente?
Me quedé con ganas de ir al Mundial de Rusia. Tampoco conozco el continente africano. Asia no me atrae mucho, aunque me gustaría ir, por ejemplo, a Vietnam o Laos. Más que nada porque me interesa la parte histórica, lo que pasó en la guerra. Pero no por otro aspecto, por más que digan que tiene unas playas increíbles, como las de Tailandia.Soy más urbano. A mí la playa me cansa, necesito un poco de cemento. Ver galerías, librerías, esas cosas.
¿Y dentro del país qué te queda por conocer?
Muy poco. La verdad es que recorrí todo. El Noroeste es bellísimo. El Litoral también, ni hablar de Misiones. Me encanta el verde y la tierra colorada. Toda la parte de Cuyo me fascina, con Mendoza, San Juan, San Luis. Amo Rosario, me siento muy cómodo en mi ciudad. Me genera felicidad cuando entro por la parte del puerto y veo el río Paraná porque se me vienen un montón de recuerdos. Pero al país lo recorrí de punta a punta por laburo y siempre me sorprende. Tiene unos lugares increíbles, una gastronomía excelente y gente buena.
¿Cómo le venderías Rosario al turista internacional?
Van muchos extranjeros, por suerte. Es algo que siempre me sorprende cuando voy a tomar algo. Lo que es muy lindo es la parte del río y cruzarse a la parte de las islas en verano, que tiene unos recovecos para pasar una buena tarde. Además de mucha vida y cultura. Es una ciudad muy futbolera, así que se puede ir a ver a cualquiera de los dos equipos, aunque yo recomiendo ir a Newell’s, porque la van a pasar mejor (ríe). Es una ciudad que podés recorrer con mucha satisfacción.
¿Pudiste visitar otras ciudades siguiendo a la Lepra?
Sí, llegué hasta Uruguay, a la final de Libertadores que perdimos. Pero también he viajado por todo el país acompañando a Newell’s a Córdoba, a Mendoza, a Mar del Plata, y más.
¿Y hacés turismo en ese rol de futbolero?
Aprovecho. Es un programa lindísimo el que podés hacer yendo a ver a tu equipo. Por ejemplo, Mar del Plata te ofrece una gastronomía buenísima, en Mendoza sabés que si vas con tiempo podes ir a tomar un buen vino, lo mismo en Tucumán. Donde vayas, tenés algo para hacer. No es solamente que termine el partido y rajar.
¿Qué creés que le falta al turismo argentino para explotar en el mundo?
Quizás lo que tiene en contra la costa argentina es el viento en algunas playas, que te pega arena hasta en el… en las piernas. No es el mar cristalino que tenés en Brasil, pero se disfruta muchísimo. Tiene mucho para dar y es muy linda y extensa.