Así se define a Los Cabos por su ubicación, al encontrarse en la última parte de la península de Baja California.
Con una mezcla dinámica de playas y zonas montañosas, Los Cabos bien puede catalogarse como uno de los destinos turísticos más importantes de México, un destino ideal para descubrir el auténtico ser mexicano. La versatilidad de la región permite que este destino sea para todos los estilos y gustos. Por un lado, es ideal para quienes buscan descansar, como así también para los que prefieren las aventuras. Por otra parte, es una variante más que interesante para los viajeros que anhelan encontrarse con un destino económico y accesible, aunque también es atractivo para los que buscan el lujo.
El clima de Los Cabos es desértico, bastante caluroso en verano y algo templado en invierno. La temperatura promedio es de 26°C al año. En los meses más frescos se puede admirar un fenómeno natural increíble: la procreación y alumbramiento de la ballena gris en bahía Magdalena, un atractivo impresionante que también se relaciona con el desfile que hacen estos maravillosos cetáceos entre noviembre y marzo. También se puede apreciar “El Arco”, el monumento natural de formación rocosa, donde reposan los lobos marinos que allí habitan.
También en la arena, los visitantes pueden acompañar otro espectáculo de la naturaleza en Los Cabos. Entre junio y septiembre, la actividad más recomendada es ver el nacimiento de las tortugas marinas, que salen de sus huevos y se dirigen por la playa para su buceo de estrado en el océano.
En temporada alta son miles los turistas que llegan en busca de playa, sol y deportes acuáticos, con el buceo y el kayak como favoritos.
Entre la paz y el ruido
Los Cabos se dividen en dos poblaciones importantes: San José del Cabo y Cabo San Lucas, separadas por 33 kilómetros que cuentan con una gran variedad de hoteles (la mayoría, de lujo).
San José del Cabo es el municipio de Los Cabos, y busca mantener el estilo y la vida típica de un pueblo mexicano. La playa es uno de sus grandes atractivos, y todo gira en torno al mar, con una limpieza digna de admirar y una calma inexplicable como en pocos lugares del mundo.
En el centro se encuentra la iglesia de San José, de arquitectura colonial, fundada por los misioneros franciscanos. Frente a ella, la Plaza Central, el punto de encuentro para los locales y los turistas. Otra de las actividades habituales es la compra de artesanías, además del recorrido por las galerías de arte para conocer el arte Huichol.
A diferencia de San José del Cabo, que intenta no desapegarse de las costumbres, Cabo San Lucas tiene un aire más internacional.
Desde 1974 un proyecto gubernamental se concentró en lograr que Cabo San Lucas sea uno de los destinos turísticos más espectaculares de México, y por eso agregó la infraestructura necesaria, no solamente para cumplir con las exigencias de los viajeros, sino para incrementar cada vez más la variedad de atractivos y actividades.
El acuario del mundo
En una visita al Golfo de California, también llamado Mar de Cortés o Mar Bermejo, el legendario explorador Jacques Cousteau quedó cautivado por la diversidad de especies de Cabo Pulmo, una de las reservas de agua más saladas a nivel mundial.
“Un buque muerto es el hogar ideal para los peces y las plantas. La mezcla de la vida y la muerte es un misterio, incluso religioso. Existe la misma sensación de paz y el mismo estado de ánimo que el que sentimos al entrar en una catedral”, supo afirmar el recordado oceanógrafo francés amante de la naturaleza.
La biodiversidad del Mar de Cortés se agiganta con la presencia de uno de los tres únicos arrecifes de coral vivos de Norteamérica, que tiene alrededor de 25 mil años, y que además cuenta con extensiones de corales blandos rodeados de arena blanca.
La riqueza marina de este sitio es conocida desde mediados del siglo XIX, aunque comenzó a explotarse en la segunda mitad del siglo XX. Los exploradores estaban encantados por la abundancia de peces y de otras especies comerciales como los caracoles, el ostión y la langosta. Sin embargo, la verdadera razón que los puso en el mapa fue la abundancia de las perlas. La exploración empezó en tiempos coloniales, y durante la primera mitad del siglo XX llegaron varios grupos de buceadores de todo el mundo para buscar y encontrar estos tesoros.
Actualmente, Cabo Pulmo es un claro ejemplo de cómo una comunidad puede salvar un ecosistema tan frágil como los arrecifes de coral. La prohibición de la pesca permitió que vuelvan a desarrollarse varias camadas de peces que estaban desapareciendo.
En Cabo Pulmo, los fanáticos del agua y el snorkel pueden maravillarse con una gran variedad de peces, mamíferos marinos e invertebrados que conviven en estas aguas inmaculadas. Los amantes de los animales pueden ver también tiburones, mantarrayas, lobos marinos y tortugas acuáticas.
En la Bahía de La Paz, la atracción es nadar con los tiburones ballena, que llegan por esas aguas de enero a junio.
Además de la amplia fauna, Cabo Pulmo es un clásico escenario de los restos de barcos hundidos, una de las excursiones favoritas para los inquietos con espíritu de aventura. Uno de los naufragios más conocidos es el del bote pesquero “El Vencedor”, en el que es común encontrar tiburones.
La elección más difícil
Los fans de ecoturismo tienen dos grandes retos en Los Cabos. El primero es decidir cuál de las bellezas naturales conocer primero. Las playas más tranquilas del Mar de Cortés o las del bravo Pacífico? Cánones rocosos o los paisajes desérticos de contornos surrealistas? Elegido el destino, la segunda tarea es elegir cómo llegar allí.
Los adeptos del trekking pueden dominar las sendas del Cañon de la Zorra y sus imponentes acantilados durante una caminata. Pero si la intención es entrar en el clima del desierto al estilo Lawrence de las Arabia, que tal recorrer las veredas del oasis El Tule sobre un camello? Sí, la exótica opción es uno de los paseos más famosos de Los Cabos. También está la opción de las cabalgatas que pasan por caminos repletos de cactus de 300 años de edad y llevan hasta el Pacífico para un galopar al atardecer en playas desiertas.
Quien busca más adrenalina puede hacer una travesía de mountain bike hasta Punta Gorda o recorrer las pistas que llevan a la Reserva Natural de Cabo Real. A bordo de una potente 4×4, la emoción llega a niveles máximos en los tours de alta velocidad sobre las dunas. Como si fuera poco, también se puede garantizar una dosis extra de aventura “volando” hasta 100 kilómetros por hora en la tirolesa más rápida y larga de México, con 1.200 metros de largo. Allí de lo alto, la vista panorámica de un oasis en el desierto hace olvidar cualquier escalofrío en la espalda.