La última producción de Rápidos y Furiosos llevó a los protagonistas a destinos tan variados como Islandia, Cuba y Nueva York.
A lo largo de siete películas los productores de la exitosa saga de Fast & Furious, o “Rápidos y Furiosos” han hecho que los autos de los protagonistas paseen a alta velocidad por las calles de Los Ángeles, Tokio, Río de Janeiro o Miami, por eso al anunciarse que grabarían una octava versión los fanáticos comenzaron a especular sobre cuáles serían las ciudades en las que desplegarían los famosos vehículos y las elegidas fueron todo un éxito.
La helada y volcánica Islandia
Un destino poco habitual para la cinematografía es Islandia, un país único debido a la gran actividad volcánica que hace que casi la totalidad de la calefacción y el agua caliente, que llega en forma gratuita a los algo más de 300 mil habitantes de la isla, provenga de la energía geotérmica que surge del subsuelo.
Hasta el norte de Europa se dirigieron los autos así como los protagonistas del film Vin Diesel, Michelle Rodríguez, Tyrese Gibson, Jordana Brewster, Ludacris, Elsa Pataky, Charlize Theron y Scott Eastwood junto al director F. Gary Gray, más exactamente a las aguas heladas del lago Mývatn donde se rodó una espectacular escena de persecución con vehículos (y submarinos) donde abundan las explosiones, los vuelcos y los accidentes en los que se involucran motos de nieve, tanques y hasta un Lamborghini, un Subaru, una pick up y un majestuoso muscle car.
Esta zona del lago Mývatn es considerada como uno de los mejores lugares para ver las auroras boreales en el país durante el invierno, cuya época va desde finales de agosto hasta mediados de abril, aunque los mejores meses sean octubre y noviembre y febrero y marzo.
Al calor de La Habana
En Rápidos y Furiosos 8 se produjo un hecho que hubiera sido imposible cuando grabaron la primera película de la saga, ya que para que pudieran filmar escenas en La Habana debieron darse las condiciones de apertura propiciadas por el ex presidente Barack Obama, una situación que no se daba desde hacía ¡50 años!
En Fast & Furious 8 pueden verse escenas en el corazón de la capital cubana, y como no podía ser de otra manera, con los autos que se han convertido en uno de los mayores atractivos de la isla: “los almedrones”, vehículos de la década de 1950 que fueron preservados por la imposibilidad de importar nuevos modelos desde que los Estados Unidos estableciera el bloqueo comercial con la isla lo que llevó a los cubanos a valerse de su ingenio para mantener vivos a los únicos autos con los que contaban.
La carrera comenzó en la calle Simón Bolívar, en una esquina del Parque El Curita, pasó por delante del Capitolio y continuó por varias avenidas icónicas, como el Malecón. El Hotel Nacional De Cuba sirvió como telón de fondo en una escena así como los barrios del Vedado, Centro Habana y La Habana Vieja.
Parque El Curita ocupa la manzana delimitada por las calles Águila, Galiano, Reina y Dragones, donde antes estaba la Plaza del Vapor. Se trata de un amplio espacio con senderos, escaleras y bancos y en el centro se encuentra una cancha de básquet a la que acuden jugadores de gran nivel de toda La Habana.
Si nos referimos al Malecón hablamos del “banco más largo de la ciudad”, como les gusta decir a los habaneros, ya que es allí donde se reúnen cada atardecer para refrescarse, conversar y descansar. Pero en realidad es el paseo marítimo que se extiende por casi 8 kilómetros bordeando el Mar Atlántico, más exactamente en el Estrecho de La Florida, y que es recorrido por una amplia avenida por donde transitan buses, autos antiguos y los coloridos cocotaxis junto a los taxis modernos.
También Nueva York los vió
En su regreso a las calles de Estados Unidos, Fast & Furious 8 hizo de las suyas en la “Gran Manzana” como la escena en el Pier 40 en el río Hudson donde varios autos salen desde un depósito, aunque los coches también fueron filmados en Broadway, la Quinta Avenida y el Puente de Manhattan pero la mayor parte de la acción fue rodada en Cleveland, Ohio, haciéndose pasar por Nueva York (suena a decepcionante, pero así es ¡la magia del cine!).