En las cocinas judías modernas convergen las distintas culturas, como la askenazí de aquellos judíos que se radicaron en la Europa oriental, y los judíos sefaradim que, luego de ser expulsados de Israel tras la destrucción del segundo templo, se diseminaron por el norte de África, parte de Asia y posteriormente en España.
Los judíos Askenazí se instalaron allá por el Siglo X en la Europa Central, principalmente en Alemania, Polonia, Ucrania, Rusia y otros países eslavos.
Sefaradí, por otro lado, identifica a los descendientes de los judíos que vivieron en la península ibérica hasta el siglo XV y que están influenciados por la cultura española.
Una de las principales diferencias entre ambos grupos es la comida; los platos típicos de la cocina sefaradí están muy influenciados por la gastronomía de Medio Oriente, siendo el lahmayin y el keppe dos de los platos más conocidos. En cambio, la comida típica askenazí tiene influencias de Europa del Norte con el borsht y los knishes de papa entre los más famosos.
Lo que las identifica por igual son las restricciones alimenticias que incluyen el no consumo de cerdo (ni sus derivados: grasas, embutidos, leche, etc.), ni mariscos (aunque sí pescados). No debe mezclarse la leche con la carne, como ejemplo baste mencionar que no se puede comer una hamburguesa (con carne kosher por supuesto!) con queso, una salsa de yogur con pollo o una sopa de cebolla con consomé y un pedazo de parmesano.
Esto se extiende a los utensilios de cocina: si un plato se usó para comer carne o pollo no se puede volver a usar para comer productos lácteos, por eso en los restaurantes y las familias que respetan la Torá y el Talmud tienen de dos a tres vajillas y varios sets de utensilios, separados con colores y gabinetes.
Plétzalej
Pequeños pancitos chatos horneados que se hacen con cebolla y harina de trigo y semillas de amapola.
Guefilte fish
Albóndigas de pescado que se hierven en un caldo y se sirven tibias o frías con rodajas de zanahorias.