En Agosto de 2018, con la presencia de las autoridades más altas en materia de ambiente de la Nación, se puso en funcionamiento la segunda locomotora eléctrica que recorrerá el parque y lo convertirá en pionero, ya que cuenta con las únicas dos locomotoras de este tipo en el país destinadas al transporte turístico. “Esto es una señal y un signo de que el Parque cuida el medio ambiente y se inserta en estándares internacionales de sustentabilidad, es desarrollo sostenible y conservación aumentando la productividad, porque es cuidar la naturaleza, pero también es desarrollo y trabajo para la gente”, destacó Sergio Bergman, Secretario de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
El Tren Ecológico de la Selva se transformó en un símbolo emblemático del Parque Nacional Iguazú, ya que cumple un rol esencial que le permite regular el flujo de los visitantes. El objetivo principal de la locomotora eléctrica es eliminar los gases contaminantes y los lubricantes de los sistemas de trasmisión, porque a través de sus derrames a causa de roturas o averías afectan al medio ambiente. Las locomotoras tienen la particularidad de tener un funcionamiento impulsado por medio de baterías recargables, con la misma tecnología que un auto eléctrico.
Fue puesto en funcionamiento bajo el asesoramiento del Dr. Alejandro Mariñelarena, biólogo e investigador científico de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, quien diseñó un sistema de humedales construidos, con 12 celdas incluidas, para el tratamiento del descarte de lodos, y así aprovechar piso filtrante y los drenajes de las eras de secado existentes.
Los sólidos excedentes de estas plantas tienen una gran carga bacteriológica, y su manipulación y retiro requieren de empresas especializadas para llevar a cabo la deposición final. Una vez implementado este sistema de celdas vegetadas, el residuo se transforma prácticamente en suelo común. Por su parte, los biólogos de la Administración de Parques Nacionales ven con buenos ojos que se tiren en capas dentro del mismo Parque Nacional, porque el trabajo grupal muestra claramente los beneficios para la preservación del medio ambiente y la biodiversidad de la Selva Paranaense.
Con la tecnología utilizada, se redujo notablemente la necesidad de horas trabajas y el riesgo sanitario de manipuleo. Casi sin costo de energía, esos lodos de descarte se estabilizaron y se convirtieron en 221 toneladas (144 m3) de un producto inocuo, que permite una disposición segura y su reutilización en enmienda de suelos. Es sumamente relevante a esta altura remarcar que gracias al trabajo que a diario se lleva a cabo en Cataratas del Iguazú, en pos de la preservación del medio ambiente, se está marcando firmemente un camino de trabajo conjunto entre el Estado, representado por la Administración de Parques Nacionales, y los empresarios privados, desde Iguazú, que se constituye en un ejemplo digno de imitar.